Al igual que muchas otras enfermedades, la fibrilación auricular se controla mejor cuando se adquiere una alimentación saludable. Si bien cambiar los hábitos alimentarios no basta para curar la fibrilación auricular (FA), empezar a mejorar la dieta puede reducir el número de episodios de FA y ralentizar la evolución de la enfermedad.
Es evidente que existe todo un mundo lleno de información contradictoria en todas partes sobre la «mejor» dieta para la FA, al igual que para perder peso o cualquier otra dolencia. El cuerpo de cada persona es único, por lo que es muy difícil hablar en términos absolutos. Sin embargo, existen una serie de principios fundamentales que parecen ser ciertos.
Dietas comerciales que funcionan
Muchos pacientes con FA comenzarán a buscar una dieta comercial o un régimen alimentario demostrado que les digan lo que pueden comer o no, y algunas han demostrado su eficacia.
La primera es la alimentación paleolítica, que se centra en que las personas vuelvan a adquirir los primeros hábitos alimentarios de la humanidad. Mucha gente consigue seguir esta dieta porque no se basa en el control de las raciones ni en el recuento de calorías. Por el contrario, elimina las bebidas y los alimentos procesados azucarados y salados, así como la pasta, el arroz, el pan y los cereales. Las personas que siguen la alimentación paleolítica se ciñen a comer carne de animales que se alimentan de pasto, aves, pescado, huevos, hortalizas, aceites naturales para cocinar, algunas frutas y frutos secos y, de vez en cuando, patatas. La mayor parte de los beneficios proceden tan solo de la reducción de azúcares y sal.
Mucha gente con fibrilación auricular también ha encontrado una buena solución en la dieta mediterránea. La mayoría de alimentos permitidos son muy parecidos a los de la alimentación paleolítica, con algunas restricciones: el menú permite cereales integrales, al igual que el café, el té y el vino, con moderación. Evidentemente, usted tendrá que averiguar cuáles son sus desencadenantes; si, por ejemplo, sabe que el vino es uno de ellos, entonces tendrá que evitarlo.
La dieta Rosedale y la dieta Schwarzbein son otros dos regímenes alimentarios que las personas con FA han probado de forma satisfactoria. Estas dietas son muy parecidas, porque limitan el consumo de hidratos de carbono, almidón, azúcares y alimentos procesados. Puede elegir con facilidad cualquier otra dieta que se base en lo mismo (la dieta South Beach, la dieta Atkins 40, etc.), y es posible que consiga obtener resultados muy similares.
¿Una dieta rígida o principios generales?
A muchas personas les cuesta mucho seguir un régimen estricto. Un mal día en la oficina, unas vacaciones en familia o salir una noche a cenar con los amigos puede hacer difícil o incluso imposible atenerse a muchas dietas comerciales. A la que falle muchas veces, estará tentado de dejarlo.
Por tanto, es mejor centrarse en los principios que se encuentran detrás de estas dietas. Por ejemplo, el beneficio principal de una dieta baja en hidratos de carbono puede concretarse en la disminución del gluten. Si usted es sensible al gluten, tenderá a coger peso alrededor del estómago, lo que puede llegar a oprimir el estómago y el diafragma hasta la zona de corazón. Esta acumulación puede aumentar el número de episodios que puede padecer.
Si se centra en estos principios, podrá controlar lo que compra y lo que cocina. En su mayor parte, comerá suficientemente sano, pero no tendrá que obsesionarse ni lamentarse si un día no la cumple y se come un trozo de pizza en una fiesta de la oficina.
Elabore su propia «dieta FA»
Si quiere centrarse en los fundamentos que aportan todas estas dietas juntas, entonces tendrá que seguir las indicaciones siguientes a la hora de elegir los alimentos:
- Elija cereales integrales en lugar de hidratos de carbono procesados o elimine los hidratos de carbono a la vez que el gluten.
- Controle el índice glucémico. Escoja hortalizas que no contengan almidón y frutas con un bajo contenido en azúcar.
- Coma proteínas todos los días, pero dé preferencia al pescado y las aves, en vez de las carnes rojas.
- Use grasas saludables, como el aceite de oliva, el aceite de coco y el aceite de pepitas de uva.
- Sea moderado en el consumo de cafeína y alcohol.
- Limite los alimentos procesados, el azúcar y las bebidas gaseosas.
Y, por último, seguir estos principios no solo le servirá para controlar la FA que padece, sino que además mejorará su estado de salud general e incluso le ayudará a perder peso con el tiempo.
Unas líneas sobre el autor:
Travis Van Slooten es un paciente con fibrilación auricular al que le apasiona compartir información, inspiración y ayuda con otros pacientes con FA a través de su blog: www.livingwithatrialfibrillation.com.