LA SAL Y LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL

Siempre hemos oído la frase “mucha sal hace daño”. Y es verdad. Diversos estudios científicos han demostrado que existe una relación directa entre el consumo de sal y la incidencia de la hipertensión arterial. Sin embargo, pocas personas entienden cuál es exactamente el daño que causa.

La Sal

La sal de mesa es cloruro de sodio (ClNa). Para que podamos hacernos una idea, 2500 mg de sal contienen 1000 mg de sodio. ¿Por qué decimos esto? Pues porque el sodio es un mineral esencial para el funcionamiento adecuado de nuestros cuerpos, ya que controla el balance de líquidos, la función de nuestros músculos y ayuda a enviar impulsos a los nervios. Es decir, lo necesitamos.

Pero lo necesitamos en su justa medida. La sal que se debe ingerir es de 3.5 a 6 gramos diarios, que serían de 1.4 a 2.4 gramos de sodio por día. Como pasa en casi todos los órdenes de la vida, el exceso es perjudicial. En este caso, perjudicial para el corazón. Especialmente para las personas con hipertensión arterial.

Hipertensión arterial

El consumo excesivo de sal hace que las arterias, que transportan la sangre por el organismo, pierdan elasticidad y se vuelvan más rígidas. Así se dificulta el trabajo del corazón. La hipertensión arterial se define como una presión arterial por encima de los límetes establecidos (140 mmHg para la sistólica y 90 mmHG para la diastólica). Ese exceso de presión que provoca la sangre contra las paredes de las arterias es la responsable directa de hasta un 5 % de las muertes que se producen por enfermedades cardiovasculares. Además, es la principal causa de ictus y una de las más importantes de infartos, que son dos de los motivos más frecuentes de muerte y discapacidad en nuestra sociedad. Por último, cabe reseñar que un gran número de personas con hipertensión arterial padecen además fibrilación auricular.

Ante esa situación, parece evidente que resulta necesario controlar la presión que generamos sobre nuestras arterias. Con una alimentación adecuada, podemos reducir el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular. A continuación, os dejamos una serie de consejos para disminuir el consumo de sal:

  • No comas con el salero delante del plato. Así evitaras la tentación de ponerte más y más.
  • No añadas sal mientras cocinas. Acostúmbrate a añadírsela a los platos una vez que esté terminado y lo hayas probado.
  • Sustituye las conservas, que son ricas en sal, por alimentos frescos. Sorprendentemente, el salero no es la principal fuente de sodio que consumimos en nuestra mesa. El 75 % del sodio de nuestra dieta viene por el consumo de alimentos que han pasado por algún procesamiento industrial. Es decir, por los alimentos procesados. Entre ellos, el top tres son las comidas enlatadas, los quesos y las comidas congeladas.
  • Tanto si tienes hipertensión arterial como si no, aprende a elegir alimentos bajos en sal acostumbrándote a leer las etiquetas de los productos que compras.
  • Ya por último puedes probar sustituir la sal común por sal baja en sodio.

Para terminar, una recomendación: sabiendo que el consumo recomendado de sodio al día ya se sobrepasa únicamente consumiendo los alimentos que nos aportan sodio, ¡si sufres hipertensión arterial, olvídate de la sal!

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