Ictus
Una de las afecciones más graves para nuestro cerebro es el ictus. De hecho, hoy por hoy es la principal causa de muerte en la mujer y la segunda para los varones, tal y como señala el Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (GEECV-SEN). En España se detectan anualmente unos 120.000 casos de este trastorno.
Un ictus o accidente cerebrovascular es uno de los motivos más frecuentes de asistencia neurológica urgente. Provocado por un trastorno de la circulación cerebral, es una de las causas más importantes de incapacidad permanente debido a que puede provocar secuelas que afecten de manera importante la calidad de vida de quien lo sufre. Los ictus se producen cuando la sangre no llega al cerebro debido a la obstrucción de una arteria bien por un trombo o bien por la rotura de un vaso sanguíneo.
Ahora bien, ¿qué relación existe entre un ictus y una arritmia cardiaca? Dicho de otra manera, ¿cómo podemos diferenciar entre las arritmias cardiacas que son inofensivas y las que pueden favorecer la aparición de problemas médicos como el ictus?
Arritmias cardiacas
Por su parte, las arritmias cardiacas son todos aquellos ritmos del corazón anormales, ya sean por un aumento de la frecuencia cardiaca (taquiarritmias) o por una disminución (bradiarritmias). Dentro de las arritmias existen algunos tipos que tienen tendencia a producir coágulos que se adhieren en las cavidades cardiacas. Posteriormente el coágulo puede desprenderse y, a través de los vasos sanguíneos, llegar al cerebro, obstruir un vaso y producir un ictus. Este tipo de ictus isquémico se denomina cardioembólico y la arritmia que habitualmente lo provoca es la fibrilación auricular. De hecho, la fibrilación auricular es la arritmia más frecuente, ya que afecta a más de 600.000 españoles
Esta grave enfermedad cerebrovascular no solo incrementa su riesgo de aparición con el paso de los años, sino que existen una serie de causas que aumentan las probabilidades de padecer un ictus. En ese sentido, las recomendaciones de prevención se centran fundamentalmente en llevar un estilo de vida saludable: una dieta baja en grasas y sal, realizar ejercicio moderado así como controlar el peso, la tensión arterial y el colesterol. Además, se debe consultar al médico en cuanto se perciban síntomas como dificultades a la hora de sonreír, problemas repentinos del lenguaje, pérdida de la visión, dificultad para coordinar movimientos o dolores fuertes de cabeza.
Avances médicos
Los avances médicos de las últimas décadas han traído consigo una reducción de la mortalidad de los ictus hasta de un 50 %. Buena parte de esta situación se debe al control sobre la hipertensión arterial, su principal factor de riesgo, y a dispositivos como Kardia. Ahora bien, no conviene bajar la guardia. La OMS alerta de que en 2050, el 46% de los habitantes que superen los 65 años estarán en peligro de sufrir un accidente cerebrovascular. Por tanto, resulta especialmente relevante que la ciudadanía adopte rutinas saludables en alimentación y actividad para prevenir la propagación del ictus.